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sábado, 22 de abril de 2017

La historia de Hans Wuerich, el joven desnudo sobre la tanqueta


Hans Gerhard Wuerich Larios, así se llama el héroe anónimo que el pasado 20 de abril de 2017 impactó al país y el mundo subiendo "como Dios lo trajo al mundo" a un rinoceronte de la Guardia Nacional Bolivariana, armado solo con una Biblia y un bolsito Tommy tipo koala para pedir el cese de la represión. Es caraqueño, comunicador social audiovisual y estudiante.

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Hans Wuerich es un joven de 27 años, cuya familia ha huido de las tiranías desde hace casi un siglo. Sus abuelos paternos huyeron de la Alemania nazi hasta Argentina y, a fines de los años setenta, su padre tuvo que abandonar el país sureño huyendo de la dictadura de Jorge Rafael Videla, desde entonces se radicó en Venezuela. Hoy Hans tiene planes de irse del país.

Hans Wuerich es comunicador social especializado en audiovisual graduado en la Universidad Santa María, según expresa la periodista Carolina Jaimes (y otros periodistas) en su artículo de opinión semanal. Otras personas que dicen conocerlo expresan por las redes sociales que Hans aun estudia en la Universidad Santa María. También se sabe que trabaja en el negocio de su familia, pero se conocen pocos detalles de ello. Nunca ha ejercido su carrera.

La periodista Carmen Elena Vanderdys, docente en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santa María, fue su profesora en dos materias. Esta contó que Hans Wuerich es un joven de una familia de sanos valores, callado y con una dosis de ingenuidad que hace que lo defina como un “muchacho grande”.

Hans le comentó al dramaturgo Leonardo Padrón que no profesa ninguna religión. "No es ni evangélico, ni Testigo de Jehóva, ni siquiera va a la iglesia. Cree en Dios a su manera. Lee la Biblia desde hace cuatro años debido a que algunas situaciones extremas en su vida lo llevaron a refugiarse en su estudio. Apenas va por el quinto libro de Moisés, el Deuteronomio", así expresó Padrón en su artículo de opinión "Desnudo".

La timidez de Hans Wuerich queda demostrada en las redes sociales. Su cuenta Twitter está protegida. Hans Wuerich tiene una cuenta Facebook que usa poco, sino solo para responder a ciertos comentarios de sus amigos, a como aquel mensaje que le dejó a Red Social Saime, donde respetuosamente le solicita al ente gubernamental la solución de su problema, el mismo de muchos venezolanos: La no emisión de su pasaporte; dejando sus "mas sinceros respetos a todo el equipo trabajador del SAIME"

Su acto irreverente lo llevó a cabo el pasado 20 de abril de 2017. Hans lo planificó dos días antes. No le contó a nadie. Llevaba varios días protestando, acudiendo a marchas, aspirando gases lacrimógenos, pero solo eran piedras y bombas, y se cansó de eso.

Hans comentó que buscó protestas originales en el mundo. Este siguió el ejemplo de las protestas de activistas por los derechos animales que se desnudaron y bañaron en sangre contra las corridas de toros en España; de las cien mujeres que se desnudaron en contra de la candidatura de Donald Trump; la de la mujer que en Brasil se desnudó para enfrentar la represión de los militares y se inspiró en María José, la mujer luso-venezolana de 54 años que se plantó gallardamente frente a una tanqueta de la GNB.

La noche previa no pudo cenar. Atascado en nervios solo durmió una hora. Tampoco desayunó el día de la marcha, solo tomó agua. Contó que al contrario de lo que expresan los oficialista, el no estaba drogado, "estaba pasando roncha del hambre".

Fue a la autopista con vestimenta ligera: un short, una franela, calzado deportivo, un koala, una biblia.

Frente a las cámaras de diversos periodistas que cubrían la marcha Hans Wuerich avanzó, a paso normal, Inicialmente se le ve caminando dejando mostrar la desnudez de su figura lánguida y sin músculos, llevaba su ropa en su mano izquierda junto a una botella, presumiblemente con agua y en su mano derecha la Biblia.

Llegó a la barrera que formaban agentes de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y vehículos anti motín de la GNB, tomándolos por sorpresa en inicios, luego trepó con rapidez a un vehículo blindado llevando en la mano la Santa Biblia Reina Valera 1960, Edición Misionera. Solo sus pies estaban calzados con deportivos y medias blancas.

Apenas pudieron reaccionar, unos policías le ordenaron: "¡Bájate! ¡Bájate de esa vaina pues!" mientras le disparaban con todo lo que tenían. Una bomba lacrimógena a quemarropa que Hans Wuerich milagrosamente logró esquivar; le reprimían usando disparos con escopetas de perdigones, dicen que de goma, estos le hacían brincar y estremecer, y le dejaron evidentes marcas.

Una vez abajo, casi llorando, Hans Wuerich les imploró a los efectivos de la PNB: "No lancen más bombas, por favor, no lancen más bombas, quédense allí, yo me voy para allá relajado, pero por favor" mientras caminaba de un lado a otro increpando a los efectivos policiales no seguir reprimiendo. Algunos guardias lo grababan con sus celulares. El les hablaba pero al contacto visual, estos bajaban su rostro ante su desnudez.

"Cuando bajé de la tanqueta me acrivillarón a perdigones por la espalda" le comentó Hans Wuerich al periodista Fernando Del Rincón. Tu temor era que algún perdigón impactara en los ojos o en su miembro masculino, relató a Leonardo Padrón.

Se llegó a arrodillar en la carretera por un momento, clamando con su Biblia en mano, pero fue cuando le dispararon con mayor frecuencia. Cayó sentado en la autopista caliente, llorando por tantas razones pero no por dolor de los perdigonazos (la adrenalina lo anestesiaba), sino por la impotencia ante la injusticia; por la indolencia de sus represores; por la falta de paz de su país.

Se dice que poco después, Hans terminó entre otros manifestantes. Así se le ve en una foto, caminando y dejando atrás el piquete de la GNB / PNB, siendo aplaudido por varios, pero siendo dispersado con bombas de gases y perdigones. De allí en adelante todas las fotos mostraban las marcas que le dejaron los perdigonazos en su espalda.

Hans Wuerich comentó a los pocos días en una entrevista con Fernando del Rincón que ya se había recuperado de las heridas causadas por los perdigones que le pegaron en la espalda "al principió ardió bastante, pero ya estoy fino".

En la noche de ese 20 de abril, Nicolás Maduro se burló de Hans Wuerich: "Menos mal que no s ele cayó un jabón por que hubiera sido detestable esa foto". Sus declaraciones generaron varias reacciones, risas entre sus simpatizantes, repudio en el resto del mundo. Sin querer el gobernante venezolano exaltó aún más su figura heroica.

A eso Hans responde: “La burla la utiliza el acomplejado ignorante para sentirse sabio. Por mí que se burle lo que le de la gana. Mejor, porque así mete más la pata. Mejor, hermano, así que dele”.

“Yo voté por Maduro. Pero estoy súper arrepentido. Ha sido un presidente muy malo. Ahí mismo me decepcioné”, reveló Hans Wuerich a Leonardo Padró. La paradoja es que nunca votó por Chávez.


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